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informe judicial : el Erika no debería haber navegado

El grupo petrolero Total, responsable del flete del petrolero Erika , que naufragó en las costas de Bretaña en diciembre de 1999 provocando una gigantesca marea negra, ha sido puesto contra las cuerdas por los informes de tres expertos elaborados a instancias de la jueza instructora Dominique de Talancé.

Según recogía Le Figaro , los peritos señalan que el petrolero no debería haber navegado jamás y critican abiertamente el sistema de selección empleado por Total para elegir sus buques. Para dos de ellos, tanto Malta (el barco navegaba bajo su pabellón) como Total y Rina (la compañía certificadora del Erika ) habrían «minimizado» y «ocultado» informaciones durante la catástrofe.

En sus informes, los peritos consideran que Total debería haberse negado a contratar «ese navío maltés de 25 años» y ponen el acento sobre la norma que guía la calidad de los navíos fletados por Total. Clouet critica abiertamente un sistema de clasificación que, de manera sistemática, sustituye los «navíos aceptables» por aquellos capaces de «trabajar», un error aún más grave cuando se trata de buques veteranos al final de su ciclo de explotación. El experto apunta que la visita de inspección realizada al petrolero 18 meses antes del accidente «fue insuficiente». «Hubo cambios de chapa en el casco sin razón». «Después de esa inspección, la solidez del Erika era un 17% menor a la que poseía en su botadura. Algunas zonas del puente estaban más debilitadas aún». Para Philippe Clouet, el Erika era un barco «potencialmente peligroso».

El barco pudo salvarse
Su colega Lucien Bekourian va aún más lejos al afirmar que el flete del Erika «fue realizado en el límite de validez de los modelos de autorización interna del grupo».

Los tres especialistas navales consideran que el hundimiento del buque pudo haberse evitado. «Los daños iniciales, como escora excesiva, roturas y ondulaciones en el puente, constituían claras señales de alarma que anunciaban el riesgo de una rotura del casco. Pero el barco no estaba en una situación de destrucción imparable», apuntan. «Esos daños eran avisos que daban la oportunidad de salvar al navío», insisten. «El envío de un SOS por un petrolero cargado (...) constituye un riesgo evidente de contaminación que no fue reconocido inmediatamente como tal ni por la compañía explotadora Panship ni por las autoridades del estado costero ni por el fletador ni por el propietario de la carga. Tampoco el navío había sido preparado para navegar con mal tiempo, con unas condiciones de mar y ola difíciles».

Un barco especializado de la sociedad noruega Stolt Offshore se encuentra desde el lunes en Bretaña para recuperar restos del casco hundido para la investigación.