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La Náutica deportiva está regulada por una normativa compleja. Una legislación muy mejorable

El sector de la náutica deportiva en España cada vez está más consolidado, es más competitivo y capaz de ofrecer soluciones tecnológicas avanzadas y servicios cualificados. A este dinamismo no le acompaña el entramado burocrático y atendiendo a conceptos estrictamente administrativos, debe sortear dificultades provocadas, básicamente, por una legislación compleja, anticuada, e incompatible con esta actividad orientada, básicamente, al ocio.

Una legislación basada y pensada en la que rige para la gestión de la Marina Mercante y los buques de ese sector... Embarcaciones cuyo único parecido con un casco deportivo radica, como mucho, en que ambas flotan. Todo un despropósito cuyo resultado final, a parte de complicar muchísimo la vida al que desea practicar la navegación de recreo, supone un importante encarecimiento que grava gratuitamente a esta modalidad, del que se beneficia directamente toda una red de servicios creados específicamente para atender unas necesidades, y obligaciones, en muchas ocasiones poco realistas.

Remitiéndome a datos ofrecidos en el informe anual de 2002 sobre la Náutica de Recreo elaborado por la Asociación de Industrias, Comercio y Servicios Náuticos, se puntualizan temas, refiriéndose a la legislación en vigor, tales como que pese a que la aplicación de la Directiva Comunitaria 94/25 facilita técnicamente el registro y matriculación de embarcaciones de recreo, en nuestro país el trámite es lento y complejo. También se dice que, independientemente de que las características especiales de las distintas aguas españolas puedan implicar disposiciones sensiblemente diferentes para la navegación, la falta de criterios unificados y claramente normalizados a este respecto dificulta mucho los trámites administrativos para navegar dentro de la ley.

Continuando con estas discusiones se indica que la existencia del Real Decreto sobre embarcaciones de alta velocidad supone una seria dificultad para el usuario que termina, a Dios gracias, salvándose mediante una interpretación flexible y poco clara de lo legislado. Con respecto a las titulaciones específicamente ideadas para la navegación de recreo, cargadas de una excesiva e innecesaria base teórica –aunque mejoradas con respecto a hace unos años-, legisladas mediante un sistema similar, pero algo más complejo y severo, que el utilizado en Francia, Portugal, Italia y Alemania. Se denuncia concretamente el hecho de que están vetados ciertos usos de carácter profesional, lo que hasta hace escasos meses había limitado mucho su valor a favor de titulados, bajo idénticas cualificaciones, procedentes de otras nacionalidades, que en virtud de su legislación accedían a este tipo de actividades sin problema alguno.

A partir del pasado invierno, sin embargo, la C.A. ha obligado a todos los titulados con certificados de recreo a realizar unos cursos de convalidación para acceder a trabajos profesionales. Lo que ha equiparado las cosas a este respecto. En este punto, y como ejemplo claramente ilustrativo, mencionar que en países como Bélgica, Dinamarca, Finlandia y Noruega no se requiere titulación alguna para navegar en embarcaciones deportivas a vela. Por ejemplo, en Holanda sólo se solicita una titulación para embarcaciones de más de 15 metros o para las capaces de desarrollar velocidades superiores a los 12 nudos y en el Reino Unido, el país de la Comunidad con más embarcaciones por habitantes, y el que ostenta una industria náutica más potente y consolidada, no se requiere titulación alguna, con la excepción de las embarcaciones catalogadas como rápidas.

• Unificación. Un panorama poco coherente en el que existen posiciones antagónicas; desde la posibilidad de navegar sin titulación alguna, lo que puede tener sus riesgos, hasta la necesidad de optar a unas titulaciones muy concretas para salir al mar. ¿No sería más lógico optar por posturas intermedias unificadas para todos? Remitiéndonos a cifras del año pasado, en nuestro país se expidieron un total de 17.291 titulaciones deportivas (3.153 Patrones de Navegación Básica; 11.838 de Embarcación de Recreo; 1773 Patrones de Yate y 527 Capitanes de Yate).

Continuando con las comparaciones, y hablando del espinoso tema del Registro y la Matriculación, en Bélgica, Francia, Portugal y Suiza se exige cubrir trámites similares a los españoles, pero más rápidos, sencillos y económicos. En Dinamarca, sólo a partir de las 5 TRB; en Finlandia de los 50HP de los motores. En Alemania para embarcaciones de más de 15 metros. En Italia, para más de 7,5 metros en barcos motopropulsados y 10 metros de vela. En Holanda sólo en cascos capaces de navegar por encima de los 12 nudos, en Suecia no existe este trámite y en el Reino Unido es de carácter voluntario. Basta con analizar este listado y el referente a las titulaciones para comprender lo sencillo que resulta navegar para los residentes en ciertos países de la Comunidad, y lo diabólicamente complejo que es, en ciertos sentidos, para los españoles.

Si hablamos del tema fiscal, el asunto resulta patético e indignante. A pesar de que el IVA del 16% aplicado a las embarcaciones deportivas es el más bajo de la Comunidad, junto con el alemán, somos el único con un Impuesto de Matriculación que grava con un 12% a todas las embarcaciones de recreo con más de 7,5 metros de eslora; como resultado nos vamos a un tipo impositivo total -IVA e Impuesto de Matriculación- del 28%, cifra que nos convierte en líderes absolutos en tributos. Mientras que en lugares como Francia o Italia la legislación favorece la compra de embarcaciones con normativas específicas que permiten incluso llegar a recuperar los IVA soportados en la compra... En definitiva, un panorama, el español, mal diseñado que no favorece nada al sector ni a los últimos usuarios.

En los últimos años el panorama de la náutica de recreo en España ha cambiado sustancialmente. De ser una actividad, relativamente discreta, muy basada en la producción de embarcaciones bajo cadenas destinadas a satisfacer las demandas de un mercado joven, pequeño, pero con unas grandes expectativas de futuro- años 70- se ha pasado, paulatinamente, a un escenario en donde los servicios dibujan una de las redes más importantes del Continente.

Una legislación adecuada y diseñada de acuerdo con las necesidades reales del sector sería una herramienta que podría garantizar un futuro por el que hoy apuestan más aficionados en todo el Continente. Y es que la náutica de recreo, en España, es una actividad económica llena de posibilidades.