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El análisis genético prueba que el salmón llegó al Tambre por error

¿Salmones en el Tambre? Cuando varios pescadores identificaron en el 2005 a un grupo de hasta sesenta salmónidos adultos en el río que desemboca en la ría de Muros-Noia, la primera reacción fue la de sorpresa y una cierta estupefacción. La especie había desaparecido años atrás de la cuenca y la presencia de presas para el aprovechamiento hidroeléctrico del río hacía prácticamente imposible la habilitación de espacios para la freza.

Su presencia no encajaba. Pero la sorpresa continuó en los años 2006 y 2007, en los que también se localizaron ejemplares. Tras el asombro inicial de científicos y pescadores, estos últimos empezaron a plantearse una pregunta: ¿volvería a ser posible la pesca de salmón en el Tambre?

Las expectativas, sin embargo, se han visto defraudadas. En el Tambre no hay salmón. O mejor dicho, los especímenes que han llegado al caudal lo han hecho por error. No regresaron después de su periplo en el mar para procrear, sino porque se confundieron de río, ya que, en realidad, deberían haber ido al Ulla. La prueba de esta afirmación, que confirma las estimaciones iniciales de los científicos, ha llegado mediante un análisis genético realizado por investigadores del departamento de genética, bioquímica e inmunología de la Facultad de Biología de Vigo. Los análisis son contundentes: los salmónidos son originarios del vecino Ulla. La investigación acaba de ser publicada en la revista Journal of Fish Biology . «En el Tambre, a diferencia de lo que ocurre en el Navia, donde debajo de la presa hidroeléctrica hay una zona para la freza del salmón, no hay posibilidad de espacios para frezaderos», confirma la investigadora Paloma Morán, coautora del estudio.

La repoblación y los programas de gestión de peces se han convertido en los últimos años en una herramienta para intentar frenar el declive de las poblaciones de salmónidos que se vienen registrando en Galicia, fundamentalmente debido al aprovechamiento hidroeléctrico de los caudales. Estas medidas requieren en ocasiones el uso de reproductores adultos de otros ríos, dando prioridad a los geográficamente más próximos. Este aspecto puede ser, precisamente, la razón por la que «los salmones se confundan de río con mayor probabilidad al retornar a su lugar de nacimiento», explica Morán.

Los salmones nacen en el río y crecen durante uno o dos años. Tras este período migran al mar. Retornan posteriormente a la cuenca de nacimiento para reproducirse transcurridos uno o dos años. «En general -apunta la investigadora- son muy fieles al río de retorno, pero hay un pequeño porcentaje que se confunde y puede regresar a otro. Con mayor probabilidad lo hará a uno cercano al de nacimiento que a otro más alejado».

En la actualidad, la población estable de salmones puede encontrarse en menos de quince ríos de toda España y el total de individuos adultos que vuelven a sus cuencas natales es inferior a 8.000, cuando hace años retornaban 21.000 ejemplares.

En Galicia son apenas ocho los ríos con salmones, aunque en el Miño o el Sar su presencia es testimonial. El mayor número se localiza en el Eo y el Ulla, aunque sorprende la recuperación del Lérez, donde ya se observa la presencia de 70 ejemplares adultos por temporada.