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Un lobo marino albino coquetea con la vida en Ecuador

Un lobo marino albino con "mucha suerte" está por cumplir un año en el archipiélago ecuatoriano de Galápagos, conocido como las islas encantadas, pero se desconoce hasta cuándo le sonreirá la buena fortuna por sus condiciones físicas.

El lobo marino albino nació el 9 de agosto de 2001 en la isla Floreana, en el sur del archipiélago, en la Bahía del Correo, un sitio turístico de observación a distancia pues está prohibido el desembarco de visitantes de las embarcaciones que recorren islotes.
La investigadora a cargo del estudio de mamíferos en la estación científica Charles Darwin, Sandie Salazar, dijo hoy a EFE que el lobo marino padece un caso de albinismo completo y carece totalmente de producción de melanina tanto en ojos como en buena parte de piel y pelo. Diferente a sus parientes, que nacen negros y luego se hacen dorados, el lobo marino albino nació completamente blanco y ha tomado algunas coloraciones doradas porque "el pelo está completamente quemado" por el sol, dijo. El lobo tiene ojos color violeta porque carecen de melanina, nació con una enfermedad genética que se produce cuando los dos padres tienen en sus genes la característica del albinismo que no se manifiesta en ellos por tener carácter recesivo.
Salazar aseguró que en la última fotografía captada en febrero por uno de los guías naturalistas, el animal lucía más robusto y grande, pero la preocupación surge ante las nuevas necesidades de alimentación que vendrán con su primer aniversario.
"Hasta que no se demuestre lo contrario sabemos que está vivo", dijo la investigadora, que se congratuló por la posibilidad de que el lobo marino haya subsistido hasta ahora por el amparo de su madre, el cobijo de la sombra y sus habilidades propias ante la presunta ceguera. Y es que hasta en eso creen que tuvo suerte, pues aparentemente su madre era experimentada y él resultó ser en ese momento el único hijo, lo que le aseguró el cuidado maternal sin competencia.
La preocupación radicaba en que el lobo no pudiese alimentarse con peces desde los cuatro a los seis meses, por el hecho de no ver, "pero parece que a los lobos, la visión les sirve más para evitar depredadores, porque para alimentarse tienen los bigotes, con los que detectan peces", señaló.
Aunque no está totalmente segura de que el lobo sea ciego, Salazar presume que sufre de "ceguera blanca", por lo que cuando hay condiciones de luz intensa, le molesta la claridad, y por ello durante los exámenes sólo abrió los ojos durante segundos.
"Se habla de una ceguera diurna. No se sabe si en la noche o en bajas condiciones de luminosidad puede distinguir sombras o algo más", anotó, al reiterar que tiene "fotofobia severa" (odio a la luz).
Normalmente, los lobos marinos hembras viven un máximo de 15 años y los machos 32, pero en el caso del lobo albino, de algo más de un metro, se desconoce su período de vida pues ha tenido suerte también en no encontrarse con depredadores terrestres. Sin embargo, ahora viene la parte acuática, con los tiburones a la cabeza.
Por naturaleza, normalmente los animales albinos no sobreviven, pero aparentemente este lobo, de actitud pasiva y sin dificultades motrices en sus primeros meses, se aferra a la vida, "va contra nuestras expectativas de lo normal", dijo Salazar.
"Ha tenido mucha suerte y hay factores que han contribuido para que sobreviva, no sabemos por cuánto tiempo más pueda vivir. No sabemos cuánto le durará la suerte, si va a poder adaptarse al ambiente y desarrollar otras habilidades, de todo eso dependerá", anotó.
Las incógnitas en torno al lobo marino albino, de bajo nivel de audición, de aletas, orejas y nariz rosadas, y de vibrisas (bigotes), pestañas y garras blancas, se extienden hasta su sexualidad, pues a la edad en la que se le examinó (dos meses después de nacer) era difícil verificar el sexo con exactitud.
En el primer análisis, Sandie Salazar creyó que se trataba de una hembra y se refería a ella como "blanquita", un lobo marino que tiene intrigados a los expertos, que desconocen hasta cuándo seguirá coqueteando con la vida.