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Investigadores del IEO prueban un sistema que evita los “robos” de los cachalotes y la muerte de las aves

Investigadores del Centro Oceanográfico de Vigo del Instituto Español de Oceanografía (IEO) han comprobado la eficacia de un nuevo sistema para la pesca de merluza negra en Patagonia que minimiza tanto la muerte por ahogamiento de
las aves marinas como la depredación de las capturas por parte de los cachalotes.

El diseño del nuevo aparejo de pesca experimental,
denominado “Umbrella and Stones” (“Paraguas y Piedras”), así como el estudio de su
efectividad, se ha publicado en el último número de la revista científica ICES Journal of
Marine Science.
“El nuevo sistema es de gran interés tanto para el sector pesquero como para la
conservación de especies”, explica Sabine Goetz, autora principal del trabajo. “Por un
lado reduce considerablemente las pérdidas debidas a la depredación por parte de los
cachalotes y, por otro, reduce a cero las capturas de aves marinas”, apunta Goetz.
En la pesca de palangre, por lo general, las aves marinas son atraídas por la carnada de
los anzuelos durante el fondeo del aparejo. Muchas veces se enganchan en los anzuelos
mientras están comiendo la carnada y mueren ahogados cuando el palangre baja al
fondo. La inclusión de piedras en el aparejo facilita que los anzuelos con la carnada se
sumerjan de manera inmediata y por lo tanto las aves no tienen tiempo de acercarse a
los anzuelos y engancharse. “Alrededor de las islas Malvinas hay varias poblaciones de
aves marina en peligro que, a partir de ahora, sufrirán un impacto menor”, señala Goetz.
Por otra parte, a cada conjunto de anzuelos se le ha equipado con una especie de
“paraguas” que cubre las capturas y minimiza la depredación por parte de los
cachalotes. La depredación, bien parcial o bien de la presa completa, supone unas
pérdidas económicas considerables para la flota española que faena en aguas de
Patagonia.
Los cachalotes que habitan estas aguas están muy acostumbrados a los barcos y han
adaptado sus hábitos alimenticios a la actividad pesquera. “En cuanto escuchan el ruido
del motor los cachalotes se acercan al barco y esperan a que los pescadores saquen del
fondo la captura”, explica Sabine Goetz. “De esta forma evitan nadar hasta el fondo y
cazar a sus presas, con lo que ahorran mucha energía”, apunta Goetz.
La merluza negra es un pescado codiciado, que alcanza unos precios muy altos en el
mercado. Cualquier mínimo daño en el ejemplar hace que éste no sea apto para su
venta, lo que supone unas grandes pérdidas. Por ello, si los pescadores se encuentran
con cachalotes en un área de pesca suelen irse a otro sitio a largar el palangre, lo que
supone un gasto extra de combustible.