Portada ›› Mar, Pesca, Sub y Ecología ›› Más Especies ›› Del océano al acuario doméstico

Del océano al acuario doméstico

El pez payaso Nemo y el pez cirujano Dory , protagonistas de la última película de Walt Disney, capean con ingenio los avatares de la vida, incluida la reclusión en una pecera, pero la triste realidad es que numerosas especies de peces iguales que ellos, tropicales y de agua salada, se enfrentan a un incierto futuro por culpa del "escandaloso comercio de los acuarios marinos", según denuncia el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

A diferencia de los acuarios de agua dulce, cuyos peces suelen haber sido criados en granjas, la mayoría de los peces de agua salada son extraídos de su hábitat natural sin la más mínima gestión sostenible, generalmente en el Sureste asiático y Oceanía. El PNUMA calcula que cada año se capturan entre 9 y 10 millones de unidades.

El PNUMA presentó recientemente un detallado informe, Del océano al acuario , sobre las más de 500 especies marinas --incluyendo también anémonas, crustáceos y moluscos-- que se capturan para satisfacer la demanda pública y privada de EEUU, Europa y Japón. Se calcula que el negocio mueve entre 165 y 270 millones de euros anuales (entre 27.400 y 44.800 millones de pesetas).

"La recolección de peces alimenta una industria muy legítima", insiste Klaus Toepfer, director ejecutivo del PNUMA, pero una mala gestión puede causar daños irreversibles en los arrecifes de coral de donde suelen proceder. "El uso sostenible ayuda en las regiones donde otras opciones para generar ingresos son limitadas". El informe pone el ejemplo de que un kilo de peces de colores le reporta a un pescador de Maldivas casi 100 veces más dinero que un kilo de peces criados para comida.

Diferente el agua dulce

Prácticamente todos los peces de agua dulce comercializados en España, sean originarios del Amazonas o de Indochina, han sido criados en cautividad (el PNUMA cita un 90% a nivel mundial). "Los acuarios de agua dulce son mucho más fáciles de mantener, más baratos y ofrecen muchas más posibilidades de reproducción", resume Miguel Haro, presidente de la Asociación Española de Acuariófilos (AEA).

Los porcentajes se invierten en las especies de agua salada porque su explotación industrial es más difícil. Lo normal es que humildes buceadores --en Indonesia, Filipinas o Vanuatu-- se zambullan durante horas en busca de peces de colores que luego malvenden a precios irrisorios. En el peor de los casos, denuncia el informe, se lanza cianuro de sodio para atontar a los peces y capturarlos en la superficie, con un evidente daño para los arrecifes donde moran.

Enric Durán, del comercio Dauers Aquaris , explica que los acuarios de agua salada son minoritarios en España, restringidos a gente con un cierto interés: "Se necesita dedicación y experiencia", explica. No sólo son peces más caros y de mayor tamaño, sino que el agua debe salarse artificialmente. No hay compras compulsivas. De hecho, la demanda de peces payaso "no ha variado" tras el estreno de Buscando a Nemo , pone como ejemplo Javier, de Meridiana Aquárium , también en Barcelona. Lo mismo opina Durán. "Los que entienden no compran por capricho".

La AEA recomienda acudir a comercios acreditados y evitar gangas. No hay otra manera de asegurar la compra. El Consejo de Acuarios Marinos (www.aquariumcouncil.org), una organización internacional sin ánimo de lucro, impulsa un sistema para certificar que las capturas siguen criterios sostenibles, asegurando nuevas cosechas, y que reportan beneficios a las comunidades locales, pero la iniciativa aún no ha llegado a España.

En cualquier caso, Haro insiste en que los comercios, salvo contadísimas excepciones, cumplen la ley y no venden especies incluidas en el CITES (el tratado internacional sobre animales protegidos). Haro también lamenta que la película de Disney pueda transmitir una imagen errónea de los acuarios --"los animales viven más tiempo que en libertad"-- y recuerda críticamente que Nemo contribuye a expandir un falso mito: los animales lanzados al retrete sobreviven puesto que, a la larga, acaban llegando al mar: "Eso es totalmente imposible"