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El jefe de la sección de Pesca del Principado defiende la limitación para 2009 a un pez por pescador y día en cotos

«Se trata de repartir mejor el recurso, de que más aficionados puedan pescar al menos un salmón». Así justificó Agustín Muñoz, jefe de la sección de Pesca de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, la nueva limitación a un solo ejemplar por pescador y día en los tramos acotados de los ríos asturianos. La medida fue aprobada hace días por el Consejo Regional de Pesca y su entrada en vigor se producirá en la próxima campaña de 2009.

Muñoz reconoció que la novedad podría encontrar la incomprensión de algún sector de los pescadores, pero señaló que la restricción no había sido presentada a capricho, sino que estaba animada por «la búsqueda de una mejor distribución de los recursos salmoneros entre todos los aficionados a la pesca fluvial».
Picaresca. El responsable de la pesca fluvial ve también en esta limitación a un ejemplar «un freno a cierta picaresca que se estaba detectando últimamente; había quien se acompañaba al coto por dos parientes o amigos, incluso sin que supiesen pescar, para así poder sacar él los tres salmones permitidos. Esto no nos parece un proceder deportivo y era algo con lo que había que terminar».
Todas estas cuestiones salieron a relucir en la reciente reunión del Consejo Regional de Pesca, en la que los distintos agentes implicados en la pesca fluvial expresaron su parecer sobre el cambio de normativa. Muñoz desvela: «Se aprobó por una amplia mayoría, diría casi que por unanimidad de no haber mostrado su oposición una sociedad. Puedo decir con satisfacción que la propuesta y las razones que nos indujeron a presentarla encontraron masiva comprensión».
Aguas bravas. En la misma reunión también se aprobó autorizar la práctica del «rafting» o piragüismo de aguas bravas en el río Sella, una propuesta que obtuvo luz verde, pero bastante a regañadientes, según reconoce Muñoz. «La representación de la sociedad El Esmerillón expresó claramente su oposición», añadió, «por el lógico temor a que las embarcaciones deterioren las zonas de puesta y perjudiquen un proceso de tanta importancia como el desove».
No obstante la aprobación, la sociedad sellera obtuvo ciertas seguridades del Principado, concretadas, según Agustín Muñoz, en que «seremos extremadamente cuidadosos al respecto, así que los permisos sólo se concederán dentro de determinadas condiciones de nivel de agua. Sin un mínimo imprescindible de caudal para salvaguardar las puestas, las piraguas no podrán salir al río».

Fuente: La Nueva España