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La UE se plantea sacrificar miles de cormoranes en las zonas acuícolas

Su número se ha multiplicado por veinte porque encuentran alimento fácil y abundante en las granjas marinas

Cada uno come medio kilo de peces al día y su población ronda los 1,8 millones de ejemplares en la Unión Europea. Es un buche de 330.000 toneladas de pescado cada año, es decir, más que la producción de todas piscifactorías de Francia, España, Italia, Alemania, Hungría y la República Checa juntas.
Con esos argumentos en la mano, el Parlamento Europeo aprobó la semana pasada una polémica resolución en la que reclama a la Comisión Europea un «plan de gestión» de las poblaciones europeas de cormorán, para evitar los perjuicios que ocasionan a la actividad pesquera y acuícola de la Unión. Enfrente, biólogos y ecologistas advierten de que la idea esconde el sacrificio a tiros de cientos de miles de ejemplares de una especie protegida desde hace décadas bajo la directiva europea para la conservación de aves silvestres.
El informe del socialista alemán Heinz Kindermann -que salió adelante con 558 votos a favor, siete en contra y 18 abstenciones- asegura precisamente que esa regulación es la responsable de que las colonias de cormorán se hayan multiplicado por veinte en las costas europeas en los últimos 25 años. Y acusa a las aves de causar «daños innegables y demostrados» a la acuicultura y a stocks de especies como la anguila y la trucha, e incluso a la vegetación de algunas zonas litorales fluviales.

Para David Álvarez, profesor del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo, el plan que reclama el Europarlamento «esconde escopetas» y su puesta en marcha no contribuiría a evitar el daño que los cormoranes causan a las granjas marinas. Es cierto que su presencia se ha multiplicado desde que la directiva de aves los protegió, pero también lo es que en ese mismo período se ha disparado la producción acuícola en Europa, poniendo a disposición de las aves marinas alimento abundante y muy fácil de encontrar del que hasta entonces carecían.
«Los animales tienen ahora mucha más comida, y eso es la causa de que hayan crecido en número. Ese es el origen del problema, porque, aunque acabemos con miles de cormoranes, si el acceso fácil al alimento sigue manteniéndose enseguida vendrán otros a sustituirles», afirma Álvarez.
Los ecologistas también creen que aunque el plan ideado por Kindermann se refiera a los daños en la acuicultura, responde en realidad a las presiones de los pescadores de río, con grupos de presión muy poderosos en algunos países y a quienes el cormorán disputa con éxito las capturas de trucha y salmón. Para demostrarlo, se remiten a un estudio encargado por la Dirección General de Pesca de la Comisión a expertos de universidades y centros de investigación de una veintena de países. Según su análisis, apenas un 2% de las piscifactorías europeas sufren pérdidas graves por culpa de los cormoranes. En el caso de la pesca deportiva, el porcentaje se eleva al 43%.
Fuente La Voz de Galicia